Hace 15 años el gin-tonic era una bebida que solo consumían señores mayores, cronistas y alcohólicos y se pedian a traves de un delivery de bebidas. Poquísima gente joven se aproximaba a esta bebida amarga, fuerte y poco agradecida, en la que no se podía escoger nada. Los bares contaban si quizá con 2 o bien 3 marcas de ginebra –Larios, MG y, quizá, una botella de Beefeater o bien Bombay– y una de tónica, siempre y en todo momento Schweppes.
Mas entonces, como por arte de birlibirloque, llegaron las ginebras premium (la primera, con bastantes años de diferencia, la Bombay Shapire), las copas de balón, las bayas de enebro y, como en toda moda, la estupidez. Los bares vieron que había un filón y comenzaron a cobrar genuinas brutalidades solo por agregar a tu combinado unas pieles de limón y un pedazo de fresa desecada.
“Veníamos del gin-tonic mal hecho: en vaso de cilindro, con malas proporciones, sin aromatizar… Mas entre eso y el gin-tonic macedonia hay un paso intermedio”, explica Sergio Estévez, especialista barman, directivo de LOConsulting, y autor del libro Gin-tonic para dummies (Planetadelibros). “Se hacen las cosas mucho mejor que ya antes, mas en ocasiones la innovación, o bien procurar rizar demasiado el rizo, hace que en lugar de hacer un buen combinado se haga uno malo”.
Estévez piensa que la moda del gin-tonic ha sido una revolución en la hostelería, mas ha llegado demasiado lejos: “Un buen gin-tonic se puede hacer simplemente con hielo, ginebra, tónica, un cítrico y un buen recipiente. Nada más”. Y ha explicado a El Reservado qué pasos debemos continuar para hacer conseguir la perfección.
1. Seleccionar un buen vaso
Para Estévez, uno de los grandes fallos que se pueden cometer (en el que incurren el noventa por ciento de los bares españoles) es servir el gin-tonic en vaso de cilindro. “El vaso de cilindro no sirve ni para tomar agua”, asegura el barman. “Es muy deficiente en muchos sentidos. Tiene una capacidad pequeñísima, de solo 30cl. No entra todo el hielo. Siempre y en todo momento lo coges con toda la mano y calientas la bebida. Y la boca es tan angosta que no te deja gozar de los aromas”.
“El vaso de tubo”, explica Estevez, “sólo responde a una necesidad de los bares, que procuran un recipiente que se pueda guardar al límite y que no ocupe mucho en el momento de limpiarlo. Mas esto, asegura, va en menoscabo del consumidor”.
Lo idóneo es utilizar una copa de balón o bien, en su defecto, un vaso ancho, del tipo que se emplean para sidra. Estos recipientes, explica Estévez, son buenos por 3 razones:
Tienen una enorme capacidad, unos sesenta o bien setenta cl, que nos dejan que quepa todo el hielo, todo el gin bombay sapphire y toda la tónica.
Tienen la boca ancha, que nos deja percibir los aromas y sabores del gin-tonic mucho mejor.
La copa de balón tiene pie, lo que nos deja coger la copa sin calentar la bebida, algo que es fundamental (este es el único requisito que no cumple el vaso ancho
dos. Escoger un buen hielo
El hielo es mucho más esencial de lo que creemos para hacer un buen gin-tonic. Conforme explica Estévez, debe cumplir 3 peculiaridades básicas: ser grande, gordito y duro. “El hielo debe enfriar la copa, no aguarla”, sentencia el especialista. “Cuanto menos contacto haya entre la bebida y el hielo, mejor. De este modo se sostendrá a lo largo de más tiempo y se fundirá lo menos posible. Si se funde, nos va a licuar la bebida”.
Debemos emplear un hielo industrial, de los que venden en estaciones de servicio, supermercados o bien tiendas de conveniencia, que se efectúa a bajísima temperatura y con agua osmotizada. Esto nos asegura que el hielo cristaliza rapidísimo y tarda mucho en derretirse.
“Me da mucho temor el hielo hecho en casa”, reconoce Estévez. “Tiene múltiples inconvenientes. En el congelador el hielo se forma muy de manera lenta, los cristales son grandes y el agua del grifo tiene sales sales minerales, con lo que se funde muy rápido; y en el congelador hay olores. El agua se empapa muy de manera rápida de los aromas, del pescado mayormente”.